La pequeña muerte

Cuando mueres, pequeña Sonqo suwa
tu cuerpo yace como un cielo
pegado a mi cuerpo
así conozco el espacio solar
desde el que me iluminas
y elevo canciones
y palabras llenas de dicha
contra la nublada soledad:
entonces, me doy cuenta
que tú misma eres cada
una de ellas
y yo sólo soy el suelo
o acaso el papel
siempre en blanco
que las recibe.

Family, Un soplo en el Corazón

Recuerdo una tarde del oscuro julio, luego de escapar del trabajo, fui llevado por la inercia del hastío hasta las calles del centro. Terminé en el puesto de discos de la calle Quilca, donde por entonces mi querida y guapa amiga Karina, a quien recién conocía, atendía a la más variada fauna de limeños que se acercaban a buscar discos que, obviamente, jamás se escucharían por la FM. Una vez en el puesto, me topo con que Karina, a quien pretendía tímidamente, pero tan tímidamente, que nunca pudo darse cuenta de mis oscuras intenciones, estaba hablando holgadamente con un tipo flaco y desgarbado. Ni pelos largos ni parados, ni cadenas de metal ni púas de pulseras, ni botas negras ni franciscanas, al contrario de las especies que suelen pulular por esos lares, si no fuera por poseer una cara alargada inolvidable, el tipo que la acompañaba pasaría desapercibido, por tener aquella pinta anodina un tanto exasperante que le da a uno el uso del terno y corbata. Karina me saludó como siempre, de manera efusiva, con abrazo y besito de por medio, demasiado ambiguos para mi gusto. Al dar la mano a su flaco acompañante pude notar cierta tensión en su saludo. Por un momento me pareció estar interrumpiendo algo entre ellos, pero ni me inmuté. Es más, desde mi falsa modestia llegué a pensar que físicamente no tenía competencia alguna con este ejemplar de limeño emergente.

En vista que había arribado hasta allí sin ninguna idea de qué comprar, le sugerí a mi deseada amiga que me recomendara uno de los muchos discos que había escuchado. Y ella, cual sacerdotisa presta a curar al desesperado feligrés, indagó sobre mi estado de ánimo. Yo, que por ese entonces salía de una relación de dos años, tiempo record para mi escasa vida amorosa, venía superando el trance a punta de música y macoña, y como no, soñando su poco con las curvas de la Kari, en fin, el caso es que no quería dar la impresión de ser un sujeto autocompasivo, por eso le respondí que me encontraba de lo más bien, normal, incluso, hasta aburrido. Ni bien dije esto, el flaco hombre, que estaba sentado justo en frente de nosotros, metió su cuchara, bueno, en realidad, fue su mano con un disco en ella. El disco azul de Family. Jorge, así se llamaba el repentino prestidigitador, inquirió si había escuchado esta banda antes. Yo que, para ese momento, venía atosigando mi cerebro de abandonado con el darklands de los Jesus and Mary Chain le dije que no, que ni en pelea de perros los había escuchado. Sé que esto pudo sonar un tanto agresivo de mi parte, pero qué podía hacer, tenía que mostrar mi posición lo más beligerante posible.

Cuando Kari puso el disco el tiempo se detuvo y poco a poco la guitarra y una lánguida voz me fueron hundiendo sobre la madera del asiento, y de pronto la caída, emocional, claro está, fue como si me despertara de un estado de inconciencia fugaz y me topara con los recuerdos, los amables recuerdos, por lo menos, con mi ex, y todo a la primera escuchada. Sentados sobre esas bancas con patas largas, atendimos a toda “la noche inventada” en el más completo silencio. Como no pude evitar el derrame de mis humedecidos ojos, tuve que voltear y hacerme como que estos me picaban de repente. Miré a Jorge y lo odié como nunca. Había derribado mi recién erigida coraza, mi bilioso estado, con un disco jodidamente sentimental y que, además, pude darme cuenta, re-establecía su diálogo que había interrumpido con mi llegada. Así, excluido irremediablemente por ese diálogo entre Jorge-Family y las respuestas, cual inquietas mariposas negras, de las pestañas de Karina, dimos paso a los siguientes temas, aunque ya no los escuchamos enteros, mas igual removieron las frescas ruinas del rompimiento con mi ex. Family fue un knock out emocional, y como no quería que mi contrincante gozara de mi silenciosa derrota, me tragué el sapo de la virilidad avasallada y dije finalmente que era un disco demasiado cursi para mi derruido estado de ánimo. Y así fue como esa noche dejé pasar este disco, sólo para evitar el agrio sabor del amor ajeno.

Volví por el disco más pronto de lo esperado y pude enterarme que Karina ya era la novia oficial de Jorge, hecho que terminó alegrándome a medida que los fui conociendo, pero hablar de eso es otra historia y sin gastritis, felizmente. Baste con decir que ahora Karina y Jorge son muy buenos amigos míos y en algunas noches hemos bebido mas de un par de cervezas. Me fue fácil borrar por completo la gratuita animadversión con la que se me dio a conocer este disco, con el buen jorge incluido. Por lo demás, quién podría resistir esa agradable destilación del noventero pop español, conseguida sobre la base de una combinación básica: una guitarra, un sintetizador y teclados despojados de la distorsión y la oscura niebla ochentera. Quién se negaría a dar un paseo por el diario amarillo de un soñador, entiéndase aviador, que nos susurra rascacielos de entusiasmos, cielos coloreados con estrellas plateadas y cohetes naranjas para la chica que nos aliviará el remendado corazón con una sonrisa, aunque luego nos abandone sobre un mapa sin caminos.

Luego de escucharlo no sé cuantas miles de veces siempre me sorprende disfrutarlo, no con el entusiasmo de las primeras escuchadas, es cierto, pero sí con un extraño cariño, sobretodo, por un yo medio olvidado, y un poco cursi, que desde la mas ingenua autosuficiencia pretendía librarse de la tristeza a punta de música. Y es que nunca el áspero viaje que va del amor al desamor resultó tan cálido y la soledad nunca fue tan bien recibida como en invierno un día de sol.

Blue teenager

Hoy es viernes
y los chicos de mi edad
salen con ganas a la noche
se emborracharán seguramente
y para cuando la madrugada
se haya hundido en sus cuerpos
nadie estará solo

Mudanza (a love supreme al fondo)

I
Obligado a mudarme
entre los humanos pares
justo ahora que vengo del baño
completamente lanzado y azul
floto sobre mi tenue sombra
cuelga de mis vencidos
párpados enrojecida esclerótica
dame claridad.

II
El ácido y dulce sabor de la quinua
resbala por mi gaznate de espantapájaros
mientras la ronda de gallinazos
—altos funcionarios de terno y corbata—
reduce su diámetro alrededor
de mi desolada inutilidad.

III
Reconocimiento, resolución, perseverancia
y humo, mucho humo hasta deshidratarnos
cuando la cuerda floja de la lucidez
sea un arco sin flechas
o un salmo sin dientes...

IV
Recuerda: la fiebre y el olor a vinagrillo
de dos cuerpos que se consumen
en medio de la más densa oscuridad
palpable en los huesos de xysed la chic
— sus caderas de armonio siglo xvi —
devienen en la armonía exaltada
a su justa significación:
una cama rechinante.

LXXIV

Hubo un día tan rico el año pasado...!
que ya ni sé qué hacer con él.

Severas madres guías al colegio
asedian las reflexiones, y nosotros enflechamos
la cara apenas. Para ya tarde saber
que en aquello gozna la travesura
y se rompe la sien.
Qué día el del año pasado,
que ya ni sé qué hacer él,
rota la sien y todo.

Por esto nos separarán
por eso y para ya no hagamos mal.
Y las relfexiones técnicas aún dicen
¿no las vas a oír?
que dentro de dos gráfilas oscuras y aparte,
por haber sido niños y también
por habernos juntado mucho en la vida,
reclusos para siempre nos irán a encerrar.

Para que te compongas.



De Trilce
Poesía Completa, Ed. Procultura, Casa de las Américas. Cuba, 1988.

*Gracias a la versión musicalizada, en ritmo de blues, de rafo pude prestar debida atención a este lindo poema que se me había escapado de nuestro querido, como diría el buen joan, Vallejito. Por eso a buscar el disco homenaje que le han hecho bandas locales.

Contentamiento del convaleciente

Ahora que sencillas materias
animan las brasas de mis monólogos
mi espíritu se estimula
a punta de cafés tibios
y mis semanas suficientes
flores de patetismo tienen
con los partidos de mi alicaído
y blanquiazul equipo
hasta mi sonrisa restaurada
se esfuerza por elevar el velo
más allá de su artificial brillo
de una repentina bonhomía
mientras dure esta viada
me digo frente al gentil espejo
pasearé las galas de la buena salud
bajo arcadas celebratorias
y recibiré con adolescente expectativa
la llegada del verano
y sus nocturnas caricias .

Contra la azul indiferencia de una burócrata

a Claudia


Porque no quiero que llegues a hablar del clima con tu reflejo
de la pantalla porque no quiero que se marchite tu sexo
entre cuatro paredes que bien pueden ser dos maderos
y la esperanza cada vez más lejana de salir a flote con ellos
porque no quiero que tus pasos de inquieto pajarillo se consuman
en el triste viaje que va de tu escritorio al despacho del jefe.

Oculto en un raído traje sastre yo te observo, pajarillo
te observo mientras pierdo el tiempo en lecturas que olvido pronto
incluso mientras tecleo estas palabras mal formadas
mal encauzadas vadeando siempre las orillas más pantanosas
de mis sueños te observo como observo el amarillento flujo
de mis manías más vergonzantes que tu apenas sospechas
pero seguro intuyes: una oscuridad gratuita e insignificante
que a veces me espanta con las encías peladas de su vieja sonrisa.

Es que hay un vicio que no me deja no me deja llegar a las ramas
más frondosas de la caída y estar menos colgado en papeles
embarrados con palabras de otros nunca mías palabras
que apenas si entiendo que apenas si aprehendo
a reconocer más allá de la oscuridad en la que me dejan
porque ciego y todo camino como gato por los techos
de tus ilusiones y me lavo la cara con lo poco de saliva
que me queda para estar presentable y regar con mi sed
esta flor narcótica que te entrego entre oficios y memos
nada memorables: acógela con devoción y sordidez.

You don’t know what love is

No sólo recogemos nuestros pasos
cuando de ser dejamos
también con los accidentes venales
cosechamos manchas y cicatrices
o incluso con el simple atisbo
de una anomalía en la silueta
de la mujer soñada
y repasamos el sinuoso camino
que nos ha llevado
casi sin darnos cuenta
al estado más vulnerable
una herida desnudez
sin mas gracia
que aquesta lampiña nulidad
para los humanos menesteres.

Por eso acógeme
peregrino de los humeantes basurales
ensúciame con tu lengua de perro
imprégname tu hedor de sueños chamuscados
convierte los jirones rosáceos
de mi carne en el ceniciento despojo
que duerme bajo los puentes y escupe
una maldición cada mañana
a los carros que saltan por la avenida
como nerviosos cervatillos
apurados por entregar sus yugulares
a la maquinaria de la vida.

Proletarian blues

Como todos los acorazados por aciagas circunstancias
cortados de cuajo por el agudo filo del destino al acecho
tarde o temprano desenhebrada entre los viscosos
dedos la madeja dorada de una timidez pronunciada y gratuita.

Como el mesero de ese antiguo restaurante en el centro de la ciudad
que atendía sin mirar los ojos de los comensales. Aquel pobre señor,
que bien podía ser uno mismo en un futuro próximo, poseía un rostro
que contravenía aquella prontitud diligente y dejaba apreciar mas bien
una faz lánguida, cansina y como carcomida por la rutina de las moscas
girando como oscuras nubes de smock sobre las sobras de la comida.

De ánimo asequible este hombre se yergue cual la efigie
de un extraordinario animal viejo y dócil que absorbe
de las miradas indulgentes la fuerza para su ferocidad venidera.

Primera incursión nocturna de Alonzo, the armless

Olisqueo
defecto de mi malsana lucidez
una vacilante proyección sentimental
que se presta valetudinaria y embarrada
a la boca maldiciente de las hetairas
—sierpe mas rápida
que la mano del mago
sacando conejillos de indias
del ano de su ayudante

Cuando me llevaron una extraña
noche de celebración
al hombre forzudo y a mí
a beber yonque gitano
y brindar por los tortuosos
caminos de la perdición
y la vergüenza
fuente de gay saber
las mujeres públicas
con una vacuidad obscena
se descosían de risas
por los escarnecidos muñones
de mis costados
entonces vomité
luego a la más obesa
y desbocada
le pedí que me masturbara

Blues mordiente

Cuando escribo cojeo
cuando hablo lloro
porque el agudo y frío Eolo
golpea mi diente
con el tridente
de fiero Poseidón
o con el martillo
amarillo
de anabólico Vulcano

Humillado
por el pequeñito
dolor creciente
bajo la frente
y me abrumo
con la mirada
del inclemente Eolo
que desata la tormenta
nuevamente
de granizo corrosivo
sobre las negras
nalgas oh sensitivas
tripas expósitas
de mi diente mutilado.

Hangover blues

Ocúpate de mi dolor
víscera azul de la indiferencia
ocúpate de limpiar la sangre negra de mi ánimo
y su humeante corazón que se balancea
en el frágil hilo de su propio pulso
guíame cual borracho
en medio de la avenida
que deja tras cada esputo
una parte de su alma
aligera el peso de sus torpes huesos
que se hunden
en las turbias aguas de la carne
entibiando para nadie
la memoria perdida
de los sentidos perdidos
déjame dormido sobre el aserrín de la resaca
donde boleros se entierran
entre carnosidades florecientes
de flora y fauna el desengaño brota
cual viento de los metales
los suaves rincones
de orines oscuros

souvenir de medianoche

Le soplo directamente al oído
semillas diente de león a Xysed la-chic
para que mi nombre se derrumbe
cual muro de los lamentos
bajo por su curiosidad espantada
y borro la manchas que dejó el sol
sobre las palmas de sus manos
escucho las crepitaciones
de nuestro deseo que se mosquea
como una fruta podrida
continuo y pretendo cubrirla con retazos
de pieles curtidas a flor de hiel
la memoria de esta agua rompiente
se estrella contra sus muslos
y nos salpica de estrellas meridianas
surco el malecón emplumado
como un sorprendido felino
que se agita por el salto de la noche
y despierta en nosotros
la trémula cercanía
de dos tímidos adolescentes

Laborare stanca (flashback estival)

Mi día está luminoso, el sol cae sobre mi escritorio, sobre unos papeles amontonados que brillan hasta empañar la vista. Con lentes ahumados y crema de broncear sobre mis peludos brazos y piernas aprovecho el resplandor del papel y, claro, de paso espero al gran jefe, leo:

“No tomamos fotos, porque las cámaras no eran necesarias. El cementerio está ubicado en una hondonada entre los contrafuertes andinos, que son cerros apéndices de la cordillera de los andes que penetran el desierto, a mas o menos 15 minutos de mi casa, un poco menos quizá.
Había harta gente, es decir, harta vida, detalle que nos hacía caminar dando saltos y haciendo equilibrio sobre romos nichos y tumbas puntiagudas distribuidas sin orden ni concierto. Como no había un camino definido para los vivos, a veces terminábamos pisando algunos sepulcros improbables para nuestro oscilante desplazamiento, y eso no era lo peor, sino la mirada que te echaba encima el familiar que había ido hasta allí para poner unas velitas y tomarse una chela con su finadito.
También había mucha música, hasta un grupo de música chicha animaba la extraña y calurosa tarde con un concierto sobre un endeble escenario armado a la entrada del camposanto. Como fuimos después de almuerzo, parece que los brindis habían empezado temprano, ya muchas familias se encontraban bailando waynos (huaynos?) bastante festivos. Por eso, lejos del escenario, nos dedicamos a seguir y escuchar a los músicos ambulantes que por todo el cementerio, como abejas recorriendo nerviosas sus vibrantes nichos, buscaban familiares dispuestos a bailar con sus muertos.
Fuera del cementerio, la calle de tierra se encontraba atestada de ambulantes vendiendo velas y flores y, como no, comidas. Los olores de éstas se enredaban entre sí y entre choclos sancochados y frescos quesos, chicharrones de chancho, humitas dulces y saladas, ni bien las vi, infaltables las tanta wawas, me acordé de ti, hasta pensé en comprarte una, pero, como no sabía cuándo iba a verte, desistí de la idea, no vaya a ser que cuando te la dé esté dura y amarga, además estaban asoleadas.
Y esa fue nuestra tarde en el cementerio “La Luz Eterna”, un cementerio muy pobre, la verdad, pero que ayer estaba rebosante de vida y lleno de colores, ya que muchas familias aprovechan el primero de noviembre para darle una limpieza a lo nichos o a las tumbas dejarlas con un montículo de piedras celestes recién pintadas. ”


Oh! acaba de llegar el jefe y yo tengo que ir hasta la imprenta para dejar que los gatos azul ruso me quiten el bronceador con sus pequeñas y ásperas lenguas...

14th Alonzo, the armless dream



for xysed la-chic


Y sudaba
como un jugoso pedazo de bife bebé
que el metabolismo de la niña trapecista
al despertar de su regio seso
agobiada por esa enfermiza manera
que tienen los bárbados de oscuros cabellos
de venerar su indiferencia
se negó por ser más humanitaria que nosotros
los simples y tristes omnívoros
(que comeríamos hasta la suela de sus zapatos!)

Y las miradas dolientes de la multitud
los vecinos notables
de su notable distrito
se agolpaban en mis cicatrices
regodeándose los dedos con mis rosáceas cavidades
o en mis áridos queloides donde se ceba
el más fétido humor humano
repasando sobre mi desarropada
permanencia
la tersa flor de liz
de sus iridiscentes y glaucos ojos
derramados en materia nocturna
marchitándose como el espíritu de los inconstantes
ante las causas febriles

Caminamos a la velocidad de nuestras palabras
Huyendo hacia el mar
Caminamos
Sin sentir el frío
excesivo
de la verguenza.

Lonesome blues

cada vez que recuerdo
te odio
y llegaron los vientos agrios
demorados
por tus manos
culpables de qué hazaña
o derrota
da lo mismo ahora
mi casa mi cuarto mi cama
se van llenando de presentimientos:
pequeñas espinas
desprendidas de tu cuerpo

Eielson siempre Eielson

Cuerpo transparente


Completamente azul y despeinado
El corazón y la cabeza entre las nubes
Heme sin mejilla y sin mirada
Con un rayo de luna en el bolsillo
Para vivir
Uso una máscara de carne y hueso
Un cigarrillo y luego una sonrisa
O primero una sonrisa y luego un cigarrillo
Posiblemente encendido
Visto saco y pantalón planchado
Frecuento hoteles amarillos
Nadie me espera ni me conoce ni me mira
Mi cuerpo es humo materia indiferente
Que brilla brilla brilla
Y nunca es nada.


De Noche Oscura del Cuerpo, Roma, 1955

s/t

Luego de sufrir lo humores del infiernillo de la línea 3, bus en el que vengo al trabajo y, lo peor de todo, sudar como chancho por la cólera que me dio el cuerpo del grandulón que me tapaba la luz y oscurecía más de la cuenta las páginas del libro que venía leyendo colgado del pasamanos, fui invadido por una sensación de vastedad cuasi religiosa cuando, bajando del micro, mi flaco cuerpo se topó con el frío. Sí, aquel maldito frío que nos hace tiritar cuando nuestra piel toca las mojadas sabanas de humedad a la hora de acostarnos. Esta vez pude sentir el frío que se hundía poco a poco en mis huesos y una extraña y placentera sensación me invadió no sólo el cuerpo sino también el ánimo.

Ahora, por la tarde, luego de almorzar di una caminata añorando tener un poco de fifi que fumar. Mientras caminaba de pronto me volvía a copar aquélla extraña sensación de bienestar y vastedad. Caminaba solo y lleno de plenitud (aunque no sé qué clase de plenitud). En algún momento pensé que mi organismo quizás podía liberar dopamina a la hora de la digestión y de ahí esa sensación. Segundos después me reí de esta idea por ridícula y angurrienta.

Oda 51 de Ricardo Reis -

Quantos gozam o gozo de gozar
sem que gozem o gozo e o dividem
entre eles o verem
os outros que eles gozam.
Ah, Lidia, os trajos de gozar omite
que o gozo é um, se é nosso nem o damos
aos outros como prémio
de verem nosso gozo.
Cada em é ele só, e se com outros
goza, dos outros goze, nao para eles.
Aprende o que te ensina
teu corpo, teu límite.

----

Cuántos gozan el gozo de gozar
sin que gocen el gozo y lo dividen
entre ellos y el ver
los otros que ellos gozan.
Ah, Lidia, los trajes del gozo omite
que el gozo es uno, si es nuestro, no lo damos
como premio a los otros
por ver nuestro gozo.
Cada uno es él solo, y si con otros
goza, de los otros goce, no para ellos.
Aprende lo que te enseña
tu cuerpo, tu límite.

Traducción de Ángel Campos Pámpano

de Odas de Ricardo Reis
Pretextos, 1998

Ricardo Reis - Fernando Pessoa

Reflexiones dentro de una iglesia

al Toyo Fernandez, donde diablos esté


Teóricamente,
este espacio no le pertenece a nadie
como las caricias de una mujer pública
pequeña ínsula a la deriva
que se rige por sus propias leyes
y una asidua feligresía.
Teóricamente
este espacio es sagrado
y las leyes del hombre
pierden piso y peso.

Carlos saca el falso
y es el primero en parchar su corazón.



Summertime



a Juanina y Andrés


Barbariquia
Calcabrina
Aliquino
mis caros amigos
dorando sus cuernos y colas
en agua dulce deben estar ahora
tendidos en el flujo plateado
de sus memorias luciferinas
remontando las extremidades
amadas cual sobre vísceras
palpitantes la tibia arena,
delectación del abandono.

Dizque a modo de bolero culterano

Dorados metales al viento
y palmeras despeinadas,
exuberante imagen
de la avenida de mis sueños,
impregnado ha
su éxtasis diezmado,
manado no de la fuente
mas sí del encubierto
non amado en una bruma
pegajosa cual la quietud
de las aves en sus jaulas,
la in-con-men-su-ra-bi-li-dad
de la celeste bóveda
invádenos siempre
cuando nos dejamos arrastrar
por las ilusas pasiones:
sólo el olor mal
de nuestro origen
de jaula ha de ser.

A DONAR SANGRE PARA LOS HERIDOS POR EL TERREMOTO!!

Una delgada columna de sangre desciende desde una bolsa de polietileno hasta la vena mayor de mi mano. ¿Qué otro corazón la impulsaba antes, qué otro corazón más vigoroso y espléndido que el mío, lento y trémulo? Esta sangre que me reconforta es anónima. Puede ser de cualquiera. Yo voy (o iba) para ser misántropo y no quiero una deuda sospechada en todos los hombres. ¿Cuál es el nombre de mi dador? A ese solo y preciso hombre le debo agradecimiento. Sin embargo, la sangre que está entrando en mi cuerpo me corrige. Habla, sin retórica, de una fraternidad más vasta. dice que viene de parte de todos, que la reciba como un envío de la especie". (José Watanabe)

De la cofradía de la sinhueso

Estrelladita
de porcelana
regocijó
a los gentiles miembros
con sus guiños
de nobleza cejijunta
desde entonces
sus dorados
y frescos muslos
(al aire siempre)
fueron requeridos
—como los cantos tradicionales
y el agua florida—
para todo tipo de evento
en especial
los funerales
donde el responso dado
de manera primordial
con su voz
a tercio pelada
recaía
con lúbrica solemnidad
sobre el blando
y enterrado miembro

Dioscuros del trópico

María Venera, trapecista de mis sueños,
tu imagen se incuba en la caída filial
de la especie y ya no deseo el rezago
de tus manos mas que como purga
para la razón desbocada.

Por eso, me entrego
a los cantos del amor nunca sido,
el tibio hocico del perro que todo lo huele
incluso, a consta, del hediondo papel
que representamos bajo el temblor
de nuestro cuerpo recién iniciado
en los sinuosos caminos.

Demos gracias a los dioscuros del trópico
y al viento de sus metales broncíneos.

(Ciertamente, podría haber humo y más calor aquí
y ser el trópico el que se derrama
como la brisa mi ansiedad que todo lo toca,
pero el sudor en soledad es una cosa
demasiado solemne y engorrosa.)

Alonzo, The Armless

Si me entrego con dedicación al recuerdo
de tus caderas podría medir el tiempo
con las palmas de mis manos
y pasar por el lado de esas muchachas
sin sentir su tibieza decrépita,
pasearía entonces con mi ánimo al tope,
erecto mi espíritu sin mayor oficio
que dejarse arrastrar por el viento de los metales.

Soñar que estoy condenado a la vigilia perenne
puede significar que el insomnio no se hizo para
los débiles de voluntad quienes, sin embargo, reciben
con profunda delectación el espigón rosáceo
de la autoindulgencia, el signo del desdeñado,
el hijo del tormento, leporelo del insomnio
dedicado con especial cultivo a la mujer del prójimo
en especial, aquellas, las de caderas de armonio siglo xvi.

Ahora que el sueño me llena
como el más esperado narcótico,
me doy cuenta de mi natural pudor
de escribir falseando mi espíritu
ante mis estados de ánimo
anclados sobre el papel cebolla
los legajos de un solitario más,
un gran pendejo en el fondo
-perdonen la impudicia

Carrusel en jaulas

Pajarillo yanasiqi dice
que la piedad y la culpa
son los enemigos del verduguillo
y las plumas erguidas cual vergas
el espasmo del remanso que se enturbia
como una muchacha pudorosa

Mono yanahuishla dice
que soñar con las caderas prestas
y elevadas de la mona que se desea
describe un poco patéticamente
el pegajoso sentimiento
de la autocompasión absoluta
que se derrama
como la sangre que se traga
para la ofrenda
de incendiar los platanales

Pishtaco sacaojos dice
que luceros bailarán como culebritas
en las cuencas vaciadas de los
cuyes -pequeños humanos sin cola-
el espectáculo de sus infinitas luces
serán como sus chillonas voces
horadando el pellejo de carnero
con que el hombre de añil
—el que cuida nuestras jaulas—
cubre su vacío
con dejadez
y vergüenza

A really good time blues (Imitación, a modo de homenaje, de Bernardo Soares)




Alejado por enfermedad de los humos fatuos
por voluntad propia del trato humano repudiado
cultivo como ofrenda el peor lado de mi naturaleza
y su frío desdén por el entusiasmo de la gente saludable

Escribo por vergüenza ajena sin pretensión literaria ni terapéutica
últimamente posar el lapicero sobre el papel
tiene el mismo efecto de mis índices presionando la pústula
que arriba a mi piel con indecencia

Escribo para dejar marcas en el camino de regreso que detesto
sumergirme de lleno en la miseria de una vida condenada
al deterioro consuetudinario sin solemnidad ni indiferencia

La soledad grata a mi biliosa naturaleza me ha vuelto un ser repulsivo
las miradas de las muchachas en flor me llegan como pedradas

Poiema para que mimi huang deje de odiarme

Me pregunto si en tu voz los cadenciosos versos
de Oh Sae Young sonarán como los susurrantes
bambúes agitados por los vientos de marzo

Mimi, tell me when my light turns green:
las onduladas músicas de los ensimismados
provienen de las blancas palmas de tus manos consteladas

Y te escribo bajo el temblor de mis párpados quemados
Y la posibilidad, siempre grata, de sufrir una parálisis

Y todo por esforzarme en recordar el tibio olor de la grama mojada
La lluvia estival de noviembre en medio del valle sagrado
La belleza de Pisaq

Porque no nos queda otra que seguir el camino estelar del agua pulida
para abrigarnos del cansancio y de la luminosa ubicuidad
de los turistas japoneses

Para la próxima, I swear, llevaré vino tinto, laurel y especias



Pajarillo*

Pajarillo Pajarillo
Pajarillo quita sueño
Por qué vienes a cantarme
Ya teniendo otro dueño
No me llames por mi nombre
Ya ese tiempo se acabó

Llámame la flor marchita
Que del árbol se cayó

Cinco flores necesito
Para pronunciar tu nombre
Azucenas margaritas rosas clavel y jazmines

Para todos hay mañana
Sólo para mi no hay cuándo
Todos quieren
Todos aman
sólo a mi no me reparan

Saca la piedra del río
Saca la piedra del mar
Que piedra tan resbalosa
Que no la puedo sacar


De tu casita a la mía
Hay muy poca vuelta que dar
Cholita tan pretenciosa
De noche te he de robar



*Tomado del disco "Arguedas: Canto y Herencia."
Canta: María Rosa Salas
Guitarra: Walter Humala
El disco contiene huaynos recopilados por José María Arguedas; también, su voz cuando le enseña a encontrar el tono apropiado a María Rosa Salas, reproduciendo tal cual lo escuchó el escritor en los pueblos de la sierra. Este huayno probablemente lo haya escuchado en Obrajillo, Canta, según mi padre.

Primer intento de soneto expresionista (o downhearted blues)

Quiero dejar por sentado los síntomas de extrañeza
que me aparecen sobre la carne cuando bajo los pinos
de tu silenciosa calle sombras amarillentas
entretejen mi camino azorado por la mordacidad
de las miradas cruzo carcomido cual las ratas
sobre las pieles colgantes de embarrados jardines

Respiro con dificultad las distancias que nos avecinan
como si hubieran hundido mi cara entre tus cabellos
y bajo sus ondas oscuras mi olfato percibiera los alimentos
que tu metabolismo no consume la carne que tu ánimo
por profunda piedad desdeña cual tus caderas harían
si de mis dedos babeantes y temblorosos se trataran

Colmase la calle de niebla que me difumina
no sin cierto regocijo, perdón digo aire rojizo
que se expande como la tibieza de un cuerpo que flamea
desde su indiferencia
el ocaso abierto
rampante
y ensangrentado

Poiema sin final para las causas urgentes

A mi María Venera

Cuando sueñes
con las torneadas y largas piernas
de la mujer que pasó por tu lado
sin dignarse a echarle un ojo
a tu mendiga presencia

cuando empozada
en el fondo del espejo
recién dragado
por el pérfido destino
tu esperanza se derrama
como el flujo amarillento
que un benéfico perrito
deja en cada poste peregrino

cuando ni la máscara
de los antiguos sibaritas
nos libren de los necios
hábitos de la multitud
emperrada en brillar
como la mas pura
de nuestras oscuras
intenciones

en fin, cuando sientas
que el desamparo
apremia hasta en la suela
de los zapatos

abre
las ventanas
y fuma

redención (flujo violeta de 1998)

Quién ha escrito aquí antes,
quién ha escrito,
dicho o amado aquí antes
sobre estas pieles
quién osó derramar aquí
su tinta negra de inmaculado corazón que no se da cuenta
de ver el amor de un cuerpo sin prestigio
que no amamos pero odiamos
leer con la obligación de no mirar por la ventana,
entonces no conocía :
el miedo al vacío
de tener el pecho
sonando como
una campana, ves,
eso era todo,
Pero no está bien dicho
lo que se quedó antes tentando la memoria,
posibles lecturas de algún garabato en la arena, en el papel en blanco como este momento, recuerda estas palabras,
puede ser
lo único que
nos quede, pero
no des razón para voltear la página ahora que
han detenido esta mano para pensar,
no más de cuarenta segundos,
más despacio, idiota!,
los reflejos de la intertextualidad aparecen cuando menos los esperas,
así como el amor,
el miedo el vacío
y volvemos al inicio,
mas quién ha dicho que esto se puede entender o sentir?
yo sólo espero pasar el tiempo
y bajar por la tarde
ahora que el sol hace vibrar las ventanas
de este barrio miserable que no se parece a nada
informe para mañana y para siempre; no
veo la necesidad de estar aquí perdiendo
el tiempo podría ser una buena excusa
sin imágenes que adorar
—bajo su vientre el oculto fuego
de un tatuaje en la piel permanece
aleteando y dicen que es un arte
que se extinguirá pronto—
entonces me cubrí de heridas
y tuve sexo anal con mi novia, Shiny shiny boots of leather, wiplash girlchild in the dark,
pero ella ya era otra,
amaba bajar
la bajada balta
y ver el mar
mientras caía el sol entre sus piernas;
era un momento glorioso y fácil poder decir te amo, estoy seguro de eso ahora, en fin,
el caso es que esta chica tenía unos gustos retorcidos y amaba mis heridas como una loca (que yo me hacía sólo por y para ella) a los gatos,
los solitarios amantes de la luna
y la paja
esas son las etapas del hombre, chico,
quémalas sin maña, siempre con dedicación
serás un buen tipo, mientras no desees
a la virgen ni a tu madre virgen que te concibió
por obra y gracia sin dolor con una sonrisa
blanca blanca como la sangre vino tinto
que bebe el cura de la capilla de tu barrio miserable
que no se parece a nada, excepto a un lugar
donde nadie te encuentre si es que está con ánimos de buscarte,
búscale un nombre mientras tanto
a la mujer que tanto amas
(qué coloquial te has vuelto, querido)
porque ella amaba la poesía y yo amaba cuando la poseía, mira, lo estoy intentando hasta acabar con la tinta negra
sobre la mancha blanca: no veas afuera
el tiempo anémico no pasa de hoy,
todo está en su lugar
donde deben estar mientras ella abraza a otro
( la alteridad me altera, debo reconocerlo)
en mi lugar
de origen
de final,
de todo escribo en estas líneas,
palabras propicias contra el maleficio
de la ausencia, dichas de soledad
las manos llenas que se agitan como
doncella que no soporta los tambores de su pubis
qué o quién anuncia la música de guerra
que extraño suena el dolor parecido al silencio,
la página en blanco, el miedo...
Ya estaba escrito, todo estaba escrito corazón blanca campana del dolor siempre al corazón del tiempo van estas manos inútiles que han sido tuyas siempre han sido tuyas
por eso son mías:
eco de un portazo final, alguien se enoja.
El tráfico de palabras nunca termina
siempre hay un lugar común donde reposar nuestros huesos, look outside; otro movimiento de manos,
otro corazón?;
signos de interrogación cerrando la tarde y tu nombre que no se atreve en cursivas siquiera a dejar el cielo de cartulina y los treinta grados de ironía del último meridiano : Lugar de la leyenda (herida de tu nombre).

B-l-u-n-e-s (o diskmanstolen blues)

Ya no más
comprar las tres A
ni amueblar
los oscuros rincones
de mi cabeza
con un par
de colchonetas
—una
para cada nalga—.

del baúl del guardia civil: Dos sobrevivientes

divina vanidad...donde me ausento
Martín Adán

—VI—
Mirada fuente
Vislumbrada señal del acaso
Encantadora de relojes
No dejes que estos huesos peregrinos
Escriban su historia
No dejes que esta chispa
Consuma todo el fuego
Eterno leve respiración
palpada
Por débiles estaciones
En la yema de los dedos
Oh dame la señal
El cuerpo
El silencio necesario
Que debo leer
El animal que debo amar
Y luego matar
Úngeme tu inefable cielo
Ahógame como al sol
Sin dejar que la llegada
De la mañana
Haga vibrar las ventanas
Colma de niebla los parques
Asienta el frío
Fondo del mar
Sobre nuestras cabezas
Sobre nuestras mujeres
vírgenes
Y sus amantes
Como débiles luminarias
A la deriva
Elogia este himno insepulto
Este muerto
Insoluble música de cámara
Como brisa
Que mueve las cortinas
El lento mecanismo
De la herrumbre
Incólume torbellino
De máscaras


—VII—

(Y pudiera seguir
Esta batalla
Perdida fetiche mecánico
De la naturaleza
Esta forma de vivir
La muerte
Urbana manera de odiar
El cuerpo
Y sus jardines colgantes
Islas y costillas
De los calendarios
Antiguos símbolos del amor
Mesiánico
Nombres futuros
De los océanos
Sobre los que pace
El silencio
Y el mediodía
Declinante
Como una novia
En el altar)



Lima, otoño de 1999

del baúl del guardia civil: un otro ||||||Flashback||||||

El domingo me llamó la chica del poto verde, quería que le dijera en dónde podía conseguir un poco de la verde rama. Le dije que en realidad no sabía, lo que es cierto porque en la horrible no sé dónde. Como le dije aquello, ella me hizo recordar, aunque muy sutilmente, la antiquísima vez que yo estuve en el mismo estado y, además, por esos años, ella sin hijo y con, por lo menos, una centena de kilos menos, me ayudó en mi triste estado. Eso me hizo sentir un poco mezquino porque, si no recuerdo mal, aquella vez tuvimos que ir hasta la casa de una amiga suya que vivía por los quintos infiernos para que nos prestara cinco soles. Conchudamente, yo fui a buscarla sin ningún sol que me alumbrara los bolsillos, lo que, por esa época, era natural a mi condición de estudiante de universidad nacional. Con los cinco soles en el bolsillo de su buzo nos fuimos hacia el locus amenus de los amigos de la virtud de la verde rama, en aquel lugar el altar era una banca del parque, era también la luz amarillenta de un poste que parecía estaba a punto de caer y un árbol a punto de zafar. El humo llama al humo, dijo alguien, y de pronto mi entrañable amiga de los amigos de la virtud etc. encendió un cigarrillo de tabaco. De pronto, cual ligero Hermes, aunque sin pies alados mas bien ruedas oxidadas pero aladas, se aproximó hacia nosotros el amigo de la virtud y etc. que, para la buena suerte de mi angurria, resultó siendo amigo del hermano de mi cara e ineluctable amiga, entonces, así se hizo el comercio de la noche con el día, de ahí que la noche nos costó tres soles menos que en la canícula de la falta de contactos en los bajos fondos que, por esos días, gracias al cielo, mi buena amiga y el hermoso color de su virtud tenía a montones.

That kind of pity

Añejo fósil
es la palabra
que en silencio abre
su cuerpo pasadizo
sobre acuoso papel periódico
que rápidamente maravilla
al ojo de uva
con su jugo de reflejos
y pregunta
a quién sostiene
el cielo de cartulina
que no hace juego
con estas líneas
de cocaína?
por eso
la proximidad
de tu permeable
juventud, niño de las estrellas
suena como la perdularia
canción
humedecida
por los bajos
vientres
de los sibaritas
que nos coje
desde nuestra
vulnerabilidad
exprimida
encarnada
en una palabra
por
lo
mismo
silenciada

In MeMoriam: José Watanabe (Laredo 1946 - Lima 2007)



El maestro de kung fu

Un cuerpo viejo pero trabajado para la pelea
madruga y danza
frente a los arenales de Barranco
Se mueve como dibujando
una rúbrica antigua, con esa gracia, y
sin embargo, está hiriendo, buscando el punto
de muerte
de su enemigo, el aire no, un invisiblede mil años.
Su enemigo ataca con movimientos de animales
agresivos
y el maestro los replica
en su carne: tigre, águila o serpiente van sucediéndose
en la infinita coreografía
de evitamientos y desplantes.
Ninguno vence nunca, ni él ni él,
y mañana volverán a enfrentarse.
-Usted ha supuesto que yo creo a mi adversario
cuando danzo- me dice el maestro.
Y niega, muy chino, y sólo dice: él me hace danzar a mí.


de Cosas del Cuerpo

What love does

El amor es idiota
me lo has dicho tantas veces
que ahora que lo escucho
desde tu silencio leporino
me parece sabio y atinado
yo agregaría
que también es inútil
o mejor
sanguinariamente inútil
como el zapato
que se nos sale
con una muerte violenta
por eso
de nada te servirán
las palabras que riegas
con el humor de una nueva ilusión
y todo por decir al viento
tiempo y a tu casa noche
por eso
declina, ilusa Lidia
de cultivar
vil despropósito
con el acaso
del cansancio
recién florecido.

Bubble meat

Es preciso reconocer que la adaptación nos llevó hasta aquí: en medio del basural abriremos nuestra tiendita de sueños; así, cuando los sentidos se amotinen no hará agua la escritura. Aunque también cabe la posibilidad de sobreestimar esta capacidad nuestra para hundirnos rápidamente —hasta tener rebosantes las orejas de tierna carnecita—; algo así como destripar en medio del sueño nuestra gentil almohada. He ahí la figura, una mordedura más, una mordedura menos, y terminar echando humo por la boca, inflando burbujas de carne al pie de la ventana, viendo flotar al viento su botón oscuro, repletas de sanguaza.

narcisos + implumados + decapitaciones con fuga de pere gimferrer

implumado pace
su cuerpo de narciso
por la avenida
del Humeante Carmesí
la noche –descoyuntadora-
se expande
y repliega
al ritmo de sus pasos
mientras crece
su lúbrica afectación
por las decapitaciones

el chico
escoria de implumado
había sobrevivido
—de sus padres
y de sus manos
aunque
nadie le reconocía
borroneado
como estaba
ni su mujer
ni su perra
ubicaban ya
su agridulce
sabor
—sachatomate?

suspendido
de la oscura rama
de una pasión innoble
velando siempre
nuestras cabezas
leporinas
como el hambre
de los tábanos
alrededor de la grupa
de las reses

como un vicio milenario
que se prolonga
de especie en especie
Sobre la arena o el asfalto
es el desencanto
del hombre elástico
encarnando para sí
y sus gusanos
el arco voltaico
de una ciudad italiana

leaving blues (o la silla para el hombre elástico se está oxidando)

a Juanito "The Texas Tornado" Invierno

para el aspirante
a implumado
dejo
un amuleto
hecho de cabellos
con la necesidad
siempre ordinaria
de jalárselos
cada mañana
dejo además
para atender
a sus pedigüeños
miembros
silenciosas bestezuelas
de oscuras azoteas
llevadas previamente
a discreción
hasta la dudosa calidad
de pequeñas
y estridentes alimañas
—apareándose bajo el sol
sus esquirlas
queman la carne
desperdigada
por la molicie
de los implumados
envolviendo plenitudes
en bolsitas rojas
claramente
desbordadas
por el placer
de todas
las partes
embarradas
hasta el tuétano
—cambian
entonces
la trayectoria
de nuestros deseos
y una mandrágora primordial
florece en medio de la duermevela
como una oscura
intención
en disipado
y leve
humo
azul

(la fugada
dejó un rastro
de cenizas)

implumado blues

un día desastroso
figura como sigue
un columpio
la protuberancia
un estómago
llamado nacho
que se infla
al rubio halito de un cigarrillo

Y me he colgado de este verso
Pensando

Soares dice que escribir es
expresar la contemplación estética
como el hablar en voz alta de quien lee,
como para dar objetividad
al placer subjetivo
de la lectura

bajo el párpado derecho
espera la pelea de gatos
un ritual decimonónico
—aburridamente burocrático—

última
mente—
una grieta bajo
el mar
se lo tragó
todo
de un sorbo
dicen los implumados
que sólo ha quedado
el sopor de un polvo
reluciente

bosanova de la desidia

Entre
surcos
abismos
y pliegues
de la noche
con los párpados caídos
mas no vencidos
traga los ruidos fatuos
de la madrugada:
pasos que se pierden
pisan gatos que se dañan
por una gata.
Y la luz
naranja agridulce
del poste
sostiene mi oscuridad
malquerida por la lumbre
de un cigarrillo
un recuerdo
un rostro
sin señas
ni pestañas
papel en blanco
pronto manto
lleno de ripios
cubriendo dichosamente
como burro
en primavera
mi insomnio
de plata
y luna coja
(o mi falta de disciplina
para seguir
es...

adolescentes hinojos v.1.0

cuando era sencillo pensar
en otras cosas
y salvarse así de uno mismo
de sus propias trampas
esa mano oscura
que deja náufragos
en la orilla del sueño
venidero

pero también
así como yo
pudo ser cualquiera
y algún alivio encontraría
si la gran pregunta
a punto de nacer
saliera de uno
como una herida
expulsa la materia
de su interior

Aunque
a veces creo que confío
demasiado en la capacidad
regenerativa de mi piel
en ese caso
la facilidad que tienes
para hacerme sangrar
perdería todo su sentido

1984

La palabras son silenciadas por pudor
a que las cosas alumbren nuestras miserias
nuestro cuerpo raído por la lluvia
de cierta valetudinaria estación
agita dentro de uno
pequeñas piedras brillantes
—no oyes cascabelear
el silencio feliz
del lirondo alfeñique
que duerme como un hediondo lagarto
tendido
a lo largo de su jaula?

El desierto del odio

Es una boca sedienta de odio
una playa roja de odio
en medio de las nubes de odio
como una herida de odio
en la frente de odio
desde la que se puede ver
a las díscolas lagartijas
que amamos

A manera de otro flashback adolescente: maneras de perder el tiempo

1

Lazos colets sobre la madera de mi mesa
guardan como gatos en la madrugada
el papel en blanco y las frías manos
que se refugian en los bolsillos
o en la impetuosa búsqueda
al final siempre vana
de tus cabellos
en una palabra
cálida
orina
tibia
brisa
tu aliento
recostado entre
las ruinas de mis brazos
al suave olor de la madrugada
de tu cuello nunca lamido
por mis dientes y mi lengua
que tempestuosa encierra en tu pecho
un mar entre alaridos
islas y costillas
un amanecer
y un despertar
¿recuerdas esos años?
era Las Delicias un buen lugar
para tirar sobre la arena
y fumar
y escribir huevadas
en la arena
como estas palabras
que ya borra el viento
frío
jodido
y sin ti
entre mi mesa
y el papel siempre en blanco.

In MeMoriam WCW (1883-1963)

Sin compulsión, es cierto, pero algo me llamaba a su relectura. Comparto el siguiente poema:


William Carlos William (Rutherford, New Jersey 17 de setiembre de 1883 - New York, 4 de marzo de 1963 )

A Sort of Song

Let the snake wait under
his weed
and the writing
be of words, slow and quick, sharp
to strike, quiet to wait,
sleepless.
--through metaphor to reconcile
the people and the stones.
Compose. (No ideas
but in things) Invent!
Saxifrage is my flower that splits
the rocks.

de Collected Later Poems.

A modo de canción

Espera la víbora bajo
la maleza
y sea de palabras
la escritura, lenta y rauda, pronta
al ataque, paciente en la espera,
siempre en vela.

- para por la metáfora reconciliar
las gentes y las piedras.
Crea. (Ideas, no,
salvo en cosas.) ¡Inventa!
Saxífraga es mi flor que parte
las rocas.

Traducción: Matilde Horne y Carlos Manzano

Soroche

cuando las palabras nos queman el filo del paladar
nos exceden lastimeramente
entonces notamos su verdadera dimensión
y nos da vértigo —como cuando éramos niños
y mirábamos el cielo para marearnos—
la hazaña de medir nuestra sombra
con la suya derramada
sobre nuestros dedos — aunque
sin celeste babita de por medio
que nos libere de la comezón— ergo
no hay tópico ni circunstancia
que describa tu sed
para calmar una noche de padecimiento

s/t

ni lamiéndonos las heridas
mutuamente
nos libramos de la vergüenza
de nuestro hedonismo
porque es amarga la piel
o lo que de ella queda
aun así
los establecimientos son tibios
cuando estamos acompañados

un cuadro de klee


El título del cuadro “La Leyenda del Nilo” nos permite naturalizar estos trazos, y asumir para el mismo un referente inmediato. Además, la proliferación de signos propios de la escritura jeroglífica refuerzan el sema desarrollado a partir del título: "lo egipcio”. Sin embargo, habría que mirarlo desde la invisible línea del horizonte: el motivo panorámico nos asalta la mirada en retazos que recorren cromáticamente las distintas tonalidades del azul, una especie de mar o cielo cubista que es precisamente el río. Esta práctica raya en el virtuosismo al presentarnos algunos retazos en un azul rosa que se aproxima, de manera degradada y, muy tenuemente, al púrpura. Luego están los trazos básicos (líneas rectas y curvas) que representan, algunas más reconocibles que otras, figuras antropomorfas. Así, en el centro de la composición se desarrolla el motivo principal del cuadro: Una embarcación tripulada por cuatro figuras antropomorfas, figuras que además imprimen el movimiento a toda la composición. Las demás figuras entonces quedan subordinadas a este eje dinámico. La noción de movimiento, del eterno flujo de las cosas recorre el cuadro como una serpiente. Sin duda el movimiento se desarrolla a partir de los remeros de la embarcación. El cuadro resulta de una naturaleza paradójica que sólo puede ser alcanzada por la poesía, esa serpiente, en la medida que uno percibe el movimiento en inscripciones estáticas, los ondulantes movimientos que dejan huellas en la arena, por ejemplo. Habría que precisar el termino de paradoja y referirnos mas bien a ambigüedad. La ambigüedad del cuadro, es así realizado a través de los elementos utilizados para la composición, formas básicas que nos remiten por un lado a los jeroglíficos egipcios y, por otro, a los orígenes de lo naif, recuérdese que klee le concedió todos los meritos necesarios a la pintura de niños como referente inmediato de la experimentación plástica. Verdad de perogrullo sería enumerar las afinidades que comparte con el surrealismo. Figuras estáticas, anquilosadas sobre un mar o cielo que ondea y fluye por los distintas tonalidades del azur, y que además sustenta a la embarcación, la llegada o la partida, la creación o la destrucción de un nuevo paisaje.

La Casona (restaurán-museo)

Teresa almuerza bajo un limonero imposible
sola
es decir al lado de una pared
cargada de antiquísimas
planchas de a carbón
veo su hambre
y no le tengo miedo
porque es un gentil petirrojo
—impermeable rojo
sobre cafarena negra—

mientras tanto
yo bebo un pisco sour
igual de solo
que la gentil naturaleza
pero sin menos movimiento
y un poco más de vergüenza
aunque mi pared tiene otro afán
que en vano intenta mi definición
imitaciones baratas de la escuela cuzqueña
con su poco de sufrimiento
entre el pan de oro fuera de la tela

morning blues

Tal vez estar perdido termine
siendo lo mejor
como guardar la infancia
en un hueco
y culminar abrazado
por la fría mirada de oliver
que deja su soledad sobre las cosas
y modula el horizonte con un maullido
—corta las coloradas cabezas de las pequeñas
alimañas de la noche
y nos priva de sus apariciones —
por eso bajo su atenta mirada ofrezco
este silencio demorando las estaciones
recorriendo un camino que se inicia
en el horizonte
limpio
reposado
celeste
—como queda el mar
después de un naufragio.

empty house v 1.0

I

La puerta cierra su boca. Las cortinas se mueven como las alas membranosas de un insecto extraña-mente iluminado. Pequeñas punzadas hendían la piel. El viento tras su primera aparición arrastraba osamentas de aluminio sobre las cosas, llevándose parte de ellas. La hazaña no era grandiosa, pero si considerable: tras su paso quedaban las heridas infringidas por las manos de los desdichados.



II

Vistas de nuevo las cortinas parecen el tejido de un animal muerto. Se puede hablar de despojos aquí. El ventilador remueve el aire caliente de la habitación. En la cama los despojos del ángel ultimado de un orgasmo pronunciado hace siglos despide un olor nauseabundo. Los tejidos adheridos aun como líquenes a los huesos sucios apenas se mueven con la corriente de aire. Algunas plumas embarradas logran elevarse, rápida y pesadamente caen al suelo.

e-pistola

carísima victoria:

le escribo a vuesa merced para comunicarle - y anticiparme a las habladurías- el sentido del vértigo que me invade cuando pienso en mi futuro laboral, aunque no pretendo llenarle de adolescentes hinojos, también me gustaría arrastrar a sus laboriosas manos mi completo temor a esa sucia palabra que aguarda en la cueva de vueso pecho donde caigo sin mas remedio mientras escribo estas palabras y tiemblo tiemnlo rtmlo

RESPUESTA

ni con la paja, Endimión,
Ni con la paja llegaremos a cubrir
Nuestros nefandos genitales
De las moscas