Contra la azul indiferencia de una burócrata

a Claudia


Porque no quiero que llegues a hablar del clima con tu reflejo
de la pantalla porque no quiero que se marchite tu sexo
entre cuatro paredes que bien pueden ser dos maderos
y la esperanza cada vez más lejana de salir a flote con ellos
porque no quiero que tus pasos de inquieto pajarillo se consuman
en el triste viaje que va de tu escritorio al despacho del jefe.

Oculto en un raído traje sastre yo te observo, pajarillo
te observo mientras pierdo el tiempo en lecturas que olvido pronto
incluso mientras tecleo estas palabras mal formadas
mal encauzadas vadeando siempre las orillas más pantanosas
de mis sueños te observo como observo el amarillento flujo
de mis manías más vergonzantes que tu apenas sospechas
pero seguro intuyes: una oscuridad gratuita e insignificante
que a veces me espanta con las encías peladas de su vieja sonrisa.

Es que hay un vicio que no me deja no me deja llegar a las ramas
más frondosas de la caída y estar menos colgado en papeles
embarrados con palabras de otros nunca mías palabras
que apenas si entiendo que apenas si aprehendo
a reconocer más allá de la oscuridad en la que me dejan
porque ciego y todo camino como gato por los techos
de tus ilusiones y me lavo la cara con lo poco de saliva
que me queda para estar presentable y regar con mi sed
esta flor narcótica que te entrego entre oficios y memos
nada memorables: acógela con devoción y sordidez.

2 comments:

Anonymous said...

magnifico!!!!! este poema habria que colgarlo en todas nuestras oficinas,

cmp said...

anonymous: gracias por comentar...