Proletarian blues

Como todos los acorazados por aciagas circunstancias
cortados de cuajo por el agudo filo del destino al acecho
tarde o temprano desenhebrada entre los viscosos
dedos la madeja dorada de una timidez pronunciada y gratuita.

Como el mesero de ese antiguo restaurante en el centro de la ciudad
que atendía sin mirar los ojos de los comensales. Aquel pobre señor,
que bien podía ser uno mismo en un futuro próximo, poseía un rostro
que contravenía aquella prontitud diligente y dejaba apreciar mas bien
una faz lánguida, cansina y como carcomida por la rutina de las moscas
girando como oscuras nubes de smock sobre las sobras de la comida.

De ánimo asequible este hombre se yergue cual la efigie
de un extraordinario animal viejo y dócil que absorbe
de las miradas indulgentes la fuerza para su ferocidad venidera.

2 comments:

Anonymous said...

se busca compañía... de cabizbajos,
también de tullidos

cmp said...

anonymous: no te recomiendo la compañía de un cabizbajo, la de un tullido, quién sabe... gracias por tu visita.