Soroche

cuando las palabras nos queman el filo del paladar
nos exceden lastimeramente
entonces notamos su verdadera dimensión
y nos da vértigo —como cuando éramos niños
y mirábamos el cielo para marearnos—
la hazaña de medir nuestra sombra
con la suya derramada
sobre nuestros dedos — aunque
sin celeste babita de por medio
que nos libere de la comezón— ergo
no hay tópico ni circunstancia
que describa tu sed
para calmar una noche de padecimiento

s/t

ni lamiéndonos las heridas
mutuamente
nos libramos de la vergüenza
de nuestro hedonismo
porque es amarga la piel
o lo que de ella queda
aun así
los establecimientos son tibios
cuando estamos acompañados

un cuadro de klee


El título del cuadro “La Leyenda del Nilo” nos permite naturalizar estos trazos, y asumir para el mismo un referente inmediato. Además, la proliferación de signos propios de la escritura jeroglífica refuerzan el sema desarrollado a partir del título: "lo egipcio”. Sin embargo, habría que mirarlo desde la invisible línea del horizonte: el motivo panorámico nos asalta la mirada en retazos que recorren cromáticamente las distintas tonalidades del azul, una especie de mar o cielo cubista que es precisamente el río. Esta práctica raya en el virtuosismo al presentarnos algunos retazos en un azul rosa que se aproxima, de manera degradada y, muy tenuemente, al púrpura. Luego están los trazos básicos (líneas rectas y curvas) que representan, algunas más reconocibles que otras, figuras antropomorfas. Así, en el centro de la composición se desarrolla el motivo principal del cuadro: Una embarcación tripulada por cuatro figuras antropomorfas, figuras que además imprimen el movimiento a toda la composición. Las demás figuras entonces quedan subordinadas a este eje dinámico. La noción de movimiento, del eterno flujo de las cosas recorre el cuadro como una serpiente. Sin duda el movimiento se desarrolla a partir de los remeros de la embarcación. El cuadro resulta de una naturaleza paradójica que sólo puede ser alcanzada por la poesía, esa serpiente, en la medida que uno percibe el movimiento en inscripciones estáticas, los ondulantes movimientos que dejan huellas en la arena, por ejemplo. Habría que precisar el termino de paradoja y referirnos mas bien a ambigüedad. La ambigüedad del cuadro, es así realizado a través de los elementos utilizados para la composición, formas básicas que nos remiten por un lado a los jeroglíficos egipcios y, por otro, a los orígenes de lo naif, recuérdese que klee le concedió todos los meritos necesarios a la pintura de niños como referente inmediato de la experimentación plástica. Verdad de perogrullo sería enumerar las afinidades que comparte con el surrealismo. Figuras estáticas, anquilosadas sobre un mar o cielo que ondea y fluye por los distintas tonalidades del azur, y que además sustenta a la embarcación, la llegada o la partida, la creación o la destrucción de un nuevo paisaje.

La Casona (restaurán-museo)

Teresa almuerza bajo un limonero imposible
sola
es decir al lado de una pared
cargada de antiquísimas
planchas de a carbón
veo su hambre
y no le tengo miedo
porque es un gentil petirrojo
—impermeable rojo
sobre cafarena negra—

mientras tanto
yo bebo un pisco sour
igual de solo
que la gentil naturaleza
pero sin menos movimiento
y un poco más de vergüenza
aunque mi pared tiene otro afán
que en vano intenta mi definición
imitaciones baratas de la escuela cuzqueña
con su poco de sufrimiento
entre el pan de oro fuera de la tela

morning blues

Tal vez estar perdido termine
siendo lo mejor
como guardar la infancia
en un hueco
y culminar abrazado
por la fría mirada de oliver
que deja su soledad sobre las cosas
y modula el horizonte con un maullido
—corta las coloradas cabezas de las pequeñas
alimañas de la noche
y nos priva de sus apariciones —
por eso bajo su atenta mirada ofrezco
este silencio demorando las estaciones
recorriendo un camino que se inicia
en el horizonte
limpio
reposado
celeste
—como queda el mar
después de un naufragio.

empty house v 1.0

I

La puerta cierra su boca. Las cortinas se mueven como las alas membranosas de un insecto extraña-mente iluminado. Pequeñas punzadas hendían la piel. El viento tras su primera aparición arrastraba osamentas de aluminio sobre las cosas, llevándose parte de ellas. La hazaña no era grandiosa, pero si considerable: tras su paso quedaban las heridas infringidas por las manos de los desdichados.



II

Vistas de nuevo las cortinas parecen el tejido de un animal muerto. Se puede hablar de despojos aquí. El ventilador remueve el aire caliente de la habitación. En la cama los despojos del ángel ultimado de un orgasmo pronunciado hace siglos despide un olor nauseabundo. Los tejidos adheridos aun como líquenes a los huesos sucios apenas se mueven con la corriente de aire. Algunas plumas embarradas logran elevarse, rápida y pesadamente caen al suelo.

e-pistola

carísima victoria:

le escribo a vuesa merced para comunicarle - y anticiparme a las habladurías- el sentido del vértigo que me invade cuando pienso en mi futuro laboral, aunque no pretendo llenarle de adolescentes hinojos, también me gustaría arrastrar a sus laboriosas manos mi completo temor a esa sucia palabra que aguarda en la cueva de vueso pecho donde caigo sin mas remedio mientras escribo estas palabras y tiemblo tiemnlo rtmlo