poema de mentira

Me acosté con nube negra cuando tenía forma humana
En la mañana la encontré bajo la sombra del kiosko de Acos
Comprando pan para los canes atormentados por la sarna
Nube negra no tenía piel se le había descascarado
una noche de tormenta y pastillas yo la besaba la mordía la engullía
Luego pacía sobre sus constelaciones —picaduras de zancudo—
Y después del amor escuchaba sus toses y carraspeos como si estuviera bajo el agua
Nube negra era suave como espuma de polietileno
Cierta vez leí de un poeta menor

que su gran grupa marmoleada parecía modelada por Botero
Lo cierto era que era suave al tacto, Sancho, como suave piel

de melocotón aglutinada por las frías aguas del río chillón.

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