Fábula hermética con trasfondo épico

Obtenida la primera respuesta sacude su pelaje: así se desprende de las molestas objeciones. Las huellas, el rastro de sangre que el ser amado dejó en los rincones de la casa. Nadie se adelantó al anuncio de su esplendor, era el anuncio de su decadencia. Insólita huída la que emprendieron nuestros hombres tras ella, la última palabra. Ella sabía muy bien a qué atenerse: una piedra, una bacinica y un camastro en la que cada noche tras la llegada del hombre le abriría la cabeza de una pedrada.

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