Canción ayahuasquera para nadie

No era tu padre la sombra que nos miraba desde el filo del mar, las voces que llegaron envueltas en celajes espumantes, cual parte, víscera azul, de un cuerpo que necesita champagne, carne y, sobretodo, el vuelo de las moscas, mas parecía querer morirse por dentro, porque empezó con eructos y luego terminó por enfilar a diestra y siniestra erecciones espontáneas, celo del estómago que se arquea, le llaman, con todas las ganas del mundo la necesidad exige el peso del cielo, hijo de las estrellas, recuerda vomitar lienzos y despedir cadenas para conseguir un poquito de ti en cada una de ellas, así como si fueras el pequeño y oscuro mito de la caverna leporina.

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