Poema de Ou Yang Hsiu (1007-1072)


Leyendo los poemas de un amigo ausente


Tsu Mei ha muerto prematuramente.
Chang Yu anda ahora por el Sur. Y yo,
desgraciado de mí, soy como una
cuadriga que ha perdido los caballos de
la derecha y de la izquierda. Su
recuerdo, como un enemigo potente, ataca
y me derriba. El endeble enjambre
de mis pensamientos lucha en vano contra
el embate. Todos los hombres
respetan el trabajo intenso, pero en
el ocio y el reposo encuentran
paz y felicidad. Y a mí, ¿qué me sucede?
nada, salvo que no puedo soportar
la pérdida de amigos. Hace mucho que no
escribo poemas. Mis ideas son como
un pastel pegajoso. Cuando la tierra buena
permanece inculta, la hierba
desaparece, substituida por la maleza
difícil de azadonar. Cuando no
se usa un pozo todos los días, el agua
no se mantiene pura. Por azar,
he abierto un libro de Mei y he olvidado
todo lo demás, mientras el sol se
ocultaba tras los aleros. Los gozos de la
poesía, para quienes los aprecian,
aumentan con el tiempo y la familiaridad.
Su riqueza nunca acaba de saciar.
Los hombres de esta época me inspiran
compasión. Nunca hablan de cosas
interesantes. Carecen de ambición y mueren
sin llegar a conocer la música de
los versos. Pero yo, que tengo la fortuna
de apreciar esos placeres, cuanto
más los saboreo, mejor los entiendo y más los
necesito. En el ocio que me dejan
mis obligaciones, me quedo en casa para poder
gozarlos en paz y me maravilla que
mis escasos medios me hayan permitido
distrutar estos poemas tanto,
que me siento como un caballo desbocado.








*Tomado de Kenneth Rexroth quien ha seleccionado y transcreado Cien Poemas Chinos. La traducción al español es de Carlos Manzano. Ed. Lumen, 2001.

2 comments:

Anonymous said...

Q dolor, sin amistad. Q soledad, sin versos nuevos. Gracias por postearlo.

a.

cmp said...

todo un elogio de la poesía como ya de por sí tu presencia aquí,a.
Saludos