Hay que ver que se use
ningún material extraño
así, si quiere hablarse de niños
reventados contra los árboles,
habrá que decirlo sin omitir la sangre
escurriendo las cortezas;
no vale la pena desbancar dolor
por ideas, mejor apresar la hinchazón
nerviosa que traen los ramalazos;
no meter palabra y palabra
donde el plomo sabrá armar su vacío.
hay que evitar sucedáneos;
si la carne arde, gruñir macizo;
en cada impacto, mostrar su trayectoria;
a cada estallido, la savia roja de los árboles.
Tomado de: Testamentofuturo, libros mínimos, poesía, 2007. Además, les dejo el link del excelente sitio "Libros Mínimos" ( http://www.librosminimos.org/ ) donde podrán bajarse un poco de la producción en narrativa y verso de escritores(as) centroamericanos(as) contemporáneos (as).
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