Sin lágrimas
y con una sonrisa
de niño idiota
así me dejan
tus recuerdos,
Carolina,
como envenenado
por el rubio hálito
de un cigarrillo
que fumara
acodado en mi ventana;
cierro los ojos
y tu mirada apacible
casi verde
me ilumina
con el vértigo
de las noches
estrelladas.
Para colarme en tus sueños
Publicado por
cmp
en
Sunday, January 13, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment